CONVOCATORIA AL CONGRESO ¡ENGELS VIVE!
EN EL BICENTENARIO DEL NATALICIO DE FRIEDRICH ENGELS
El 28 de noviembre de este año se conmemora el 200 aniversario del natalicio de Friedrich Engels, el compañero de Karl Marx en la epopeya de dotar a la clase trabajadora de la conciencia de su misión histórica como sepulturera del capitalismo.
Que las ideas se gestan en ciertas cabezas preclaras cuando las condiciones sociohistóricas están dadas es una teoría que se corrobora en la vida de estos dos genios. Cuando se juntaron en la primavera parisina de 1844, pudieron apreciar hasta qué punto habían llegado a la misma inspiradora idea: poner la dialéctica de Hegel con los pies sobre la tierra. Sobre esta base, Engels acompañó a Marx en el camino por el cual la historia dejó de ser un conjunto arbitrario de anécdotas para mostrarse como un sistema coherente cuya base se encuentra en las condiciones materiales de producción. Juntos descubrieron el materialismo histórico, fundamento filosófico que le permitió a Marx desarrollar su investigación de economía política. El marxismo venía a dar un duro golpe a la burguesía: si el mundo evolucionó hasta ahora, el capitalismo no es eterno, solo es una etapa de la historia de la humanidad.
En 1845 Engels realiza un estudio pormenorizado de encuestas sobre las condiciones de vida de la clase obrera inglesa “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, primera piedra del trabajo científico y social del sociólogo comprometido.
En 1847 Marx y Engels son invitados a desarrollar un programa político por los militantes de la llamada “Liga de los Justos”, organización internacional y secreta de obreros de diversos países. El trabajo de Engels “Fundamentos del Comunismo”, sirve de base a Marx para redactar el histórico “Manifiesto Comunista” que vio la luz en febrero de 1848.
Sus aportes a la cultura humana han sido tan múltiples como negados por la burguesía. Continuador de las enseñanzas de Darwin, contribuyó al conocimiento de la evolución de la especie humana mediante dos obras antropológicas “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” (1876) y “El origen del Estado, la familia y la propiedad privada” (1884). Sin embargo, el Anti-Dühring (1878) fue una obra cumbre de una significación política pocas veces repetida en la historia humana. Fue el compendio, síntesis, desarrollo y formalización de las primeras conquistas intelectuales, científicas, morales y espirituales del edificio revolucionario llamado Marxismo. Vladimir Lenin no dudaba en ponerlo en el lugar de “libro de cabecera de todo obrero con conciencia de clase” junto al Manifiesto. Su altura cosmovisiva se vio reflejada en ese titánico esfuerzo teórico que significó su “Dialéctica de la Naturaleza”, un proyecto de investigación que estamos llamados a continuar. Por último, cabe destacar su labor como albacea y editor de El Capital, cuya participación fue clave para la finalización de su edición.
Como intelectual revolucionario, Engels fue antes que nada un luchador orgánico. Desde su participación activa en la revolución de 1848 hasta su militancia en el seno de la IIª Internacional obrera contra la desviación reformista, revisionista y pro capitalista, desviación que se hizo patente luego en los partidos occidentales que hoy la componen. Marx y Engels desarrollaron una legendaria amistad de estrecha colaboración durante 40 años. Sin su apoyo económico e intelectual, Marx no podría haber desplegado la prolífica obra teórica.
Friedrich Engels es hoy objeto de duros ataques por parte de quienes pretenden jibarizar al marxismo reduciéndolo a una simple “caja de herramientas”, adaptable a la academia burguesa. Para ese fin Engels y su obra constituyen un escollo duro de sortear. “Positivista”, “cientificista”, “dogmático”, “teleológico” y en el marco de una nueva moda de “corrección política” le llegan a espetar un escarnio que bien puede ser compartido por el oscurantismo clerical: “evolutivista”.
Quienes braman contra Engels son aquellos que pretenden moldear al marxismo a gusto del actual ataque a la razón encarnado en el irracionalismo posmoderno. En la progresía occidental se ha desatado una carrera subjetivista que niega todo sentido a la historia desde una exaltación de la subjetividad individualista enmarcada en un apoliticismo ramplón. Un subjetivismo especulativo que pretende arrojar al materialismo histórico al baúl de los recuerdos en un vano intento por volver atrás las ruedas del conocimiento humano.
Sin embargo, las más brillantes mentes científicas de la actualidad coinciden en la línea de investigación que plantea la necesidad de vincular las leyes que subyacen a los fenómenos sociales y políticos, desde su especificidad y sin reduccionismos, con los últimos avances de las ciencias naturales. Se ha quebrado la muralla infranqueable que habían planteado desde Georg Lukács y luego la Escuela de Frankfurt. Desde la teoría del caos hasta las investigaciones de la ciencia de la complejidad se ha ido acopiando un valioso material para arrojar nueva luz sobre lo social siguiendo por el camino del estudio esencialmente transdiciplinario. Dialécticamente, el enfoque evolutivo que plantea las profundas relaciones entre devenir natural y el social se entronca con los conocimientos de los pueblos originarios, que nos enseñan que, aunque el ser humano del capitalismo se pretenda alienado de la naturaleza, las sociedades humanas son emanaciones de ella y por lo tanto, comparten leyes dialécticas.
La mejor confirmación de la justeza de esta línea viene paradójicamente del bando enemigo. Las investigaciones financiadas por oficinas militares del Departamento de Estado que fueron realizadas en el Instituto de Santa Fe de EE.UU. desde los últimos años del pasado siglo retoman el efectivo camino esbozado por Engels, pero con la intención contraria: sostener imperios.
Es en esta coyuntura que expresamos con toda la fuerza: ¡Engels Vive! Esta expresión resume la necesidad de hacer un balance de la teoría marxista incorporando los últimos avances científicos, tal como Lenin ya en el poder nos advertía en su texto “Sobre el significado del materialismo militante”. Invitamos a formar parte de un Congreso para reflexionar con el Engels vivo y combatiente, desnudando los dogmas irracionalistas que se escudan detrás de una apariencia de “marxismo anti dogmático”, respondiendo a quienes llegan a pretender oponer el pensamiento de Engels al de Marx. Planteamos, en definitiva, la necesidad del rearme teórico del proletariado en su lucha contra la burguesía. Este Congreso es un llamado a retomar la senda del enriquecimiento del marxismo como cosmovisión integral, la senda que se vio enormemente dificultada por la dura lucha del siglo XX. Convocamos pues, a un Congreso que además de adentrarse en la historia, genere un diálogo desde el siglo XXI con las líneas directrices que nos trazó Engels en el XIX.